Ambición de mascarillas  

Una amistad casual en Facebook entre un médico con sede en Atlanta y un experto en transformación digital de ExxonMobil podría ayudar a desbloquear una ola de máscaras médicas que los trabajadores de la salud necesitan para ayudar a tratar a los pacientes con COVID-19.

 
 

Justin Sink, un asesor de transformación e innovación digital de ExxonMobil, vio una publicación en Facebook del 19 de marzo de su amiga la Dra. Susan Morris, una intensivista pediátrica. El post fue escrito por la Dra. Joanna Newton, que estaba frustrada por la escasez de equipo de protección para profesionales médicos. Solo un día después, la Dra. Newton regresó a Facebook para anunciar que se había asociado con un equipo de Georgia Tech para imprimir máscaras faciales 3D y mascarillas reutilizables.

Pero aún les quedaba una laguna: un fabricante de plásticos que pudiera fabricar el equipo en serie.

Al ver el reto que se planteaba, Justin conectó inmediatamente con los expertos en negocios de productos químicos de ExxonMobil. Este equipo de ingenieros y gerentes de productos aprovechó su amplia red de especialistas en ciencia de materiales y fabricantes de equipos para ayudar. Juntos, han conseguido que más socios de la industria respondan a la petición de equipos de protección para los profesionales médicos que están en primera línea de esta lucha.

La publicación de la Dra. Newton desencadenó una oleada de ayuda y contactos dispuestos, que culminó en una nueva colaboración entre ExxonMobil y una serie de otras empresas, académicos e instituciones gubernamentales para ayudar a resolver la escasez de equipos de protección sin un momento que perder.

En una entrevista con Justin, da nuevos detalles sobre esta iniciativa, explica por qué es fundamental y sin precedentes, y describe cómo permitirá, en cuestión de días, la producción de miles de máscaras protectoras cada hora.

 
 

¿Cómo se dio cuenta de que estaba en condiciones de ayudar a resolver un problema tan extendido tan rápidamente?

Justin Sink: Para ser justos, todo esto se ha hecho más rápido de lo que esperaba. Hace una semana, no habíamos avanzado nada. En poco tiempo, pasamos de cero a una red de socios dispuestos. Esta iniciativa pasó rápidamente del diseño al prototipo y a estar en la cúspide de la producción en masa.

Cuando vi por primera vez la llamada de ayuda, supe que nuestro negocio de plásticos tenía los contactos de fabricación adecuados para ayudar a poner las cosas en marcha. Forjamos conexiones entre fabricantes y profesionales médicos que nunca se habrían encontrado por su cuenta, y también aportamos nuestra experiencia en la producción y la cadena de suministro. También, estoy agradecido por cómo nuestros profesionales de productos químicos han dado un paso adelante para responder al llamado. Mis colegas Bill Ramsey, Bob Ferguson y Mike Donahue han sido increíblemente útiles en este proceso, y han reclutado y movilizado a un montón de socios. A partir de ahí, las cosas no dejaron de crecer.


Hemos oído hablar mucho de las mascarillas N95. ¿Qué las hace efectivas y tan difíciles de conseguir en este momento?

Las mascarillas están hechas de un material que Exxon inventó en la década de los años setenta del siglo XX. Se ve y se siente como un paño rígido, pero en realidad es un polímero fundido por soplado (meltblown) que permite que el aire entre y salga fácilmente. Lo que la mayoría de las personas no sabe es que antes de que se fabrique las mascarillas con la tela, se le da una carga electrostática. Esa carga es lo que captura los virus o las bacterias.

Con el tiempo y con un uso prolongado y contaminación, esa carga disminuye y, junto con ella, la capacidad protectora de la mascarilla. Por lo tanto, a menudo, estas mascarillas tienen que ser desechadas después de un solo uso. Y el problema es que solo hay una cantidad limitada de tela que se produce en todo el mundo.


¿Por qué simplemente no se puede aumentar la producción?

la tecnología necesaria para producir cada unidad de la mascarilla N95 es bastante compleja. Es difícil construir una nueva cadena de suministro para mascarillas N95 en una semana, por lo general, toma meses. Y el virus se propaga exponencialmente.

Para el contexto, todavía producimos las materias primas para la tela en nuestra planta de producción de Baytown, Texas, que hoy en día está funcionando a la máxima capacidad. Pero la mayor parte de la microfibra N95 se fabrica en Asia, y ellos necesitan mascarillas allí tanto como nosotros las necesitamos aquí. Por lo tanto, la cadena de suministro se estira demasiado, lo que significa que el material de mascarilla que se fabrica en Asia se queda en Asia en este momento.

Afortunadamente, ExxonMobil entiende la ciencia de materiales, la fabricación y las cadenas de suministro, por lo que estamos trabajando para usar esos conocimientos técnicos y nuestras conexiones en estas áreas para ayudar. Eso significa evaluar diseños y materiales similares y hablar con académicos y fabricantes que pueden desviar sus recursos y reajustar su maquinaria rápidamente.


¿Cuáles son algunos de los diferentes materiales con los que usted y sus socios están trabajando?

En cuanto a los materiales para las mascarillas, tenemos dos nuevas fuentes. Una es de una empresa que fabrica el tejido repelente al polvo para altavoces para sistemas de sonido. Ese material, al cargarse, alcanza un nivel de protección similar al de una máscara N95 y, si se utiliza correctamente, puede proteger al trabajador sanitario durante todo el turno. Un equipo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, la cual es el principal instituto de tejidos para polímeros, tiene una línea de producción que opera 10 horas al día. Estamos ayudándolos a operar las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Por supuesto, existen limitaciones en cuanto a la cantidad de material de filtrado que se puede producir. Es por ello que necesitamos aprovechar efectivamente cada centímetro de tela, lo cual implica replantearse la máscara en sí.

Así que, en lugar de la tradicional máscara desechable N95, estamos trabajando más bien en una máscara de goma compuesta con pequeños cartuchos de filtro reemplazables. Esta máscara tiene un aspecto similar a las que usan los pintores. La tela del filtro en los cartuchos tendrá una carga electrostática y, al final de un turno, el médico o la enfermera pueden simplemente quitarse la máscara, limpiarla y reemplazar sus cartuchos por otros nuevos, lo que les permite volver a usar la misma máscara al día siguiente.


¿Tendrán los cartuchos de filtro reemplazables un material similar al de la mascarilla N95?

Esencialmente, sí. La principal ventaja es que usaremos mucho menos material de filtro del que usaríamos para una mascarilla desechable, por lo que no se desperdicia ningún material de filtro.

Lo mejor de todo es que estamos evitándoles a los trabajadores sanitarios la preocupación de sentir que tienen que lavar o esterilizar térmicamente su mascarilla N95, lo cual simplemente reduce la eficacia de las mascarilla que se han visto obligados a reutilizar hasta este punto.


Entonces, ¿cómo pasamos del concepto a la producción rápida, considerando las limitaciones actuales de la cadena de suministro?

Utilizamos impresión 3D para los prototipos y los moldes. Después de haber trabajado con la comunidad médica y con el equipo del Global Center for Medical Innovation en Atlanta para asegurarse de que la máscara esté a la altura de los estándares, nuestros expertos en plásticos de grado médico comenzaron a trabajar con fabricantes privados y gubernamentales para crear un molde por inyección.

Una vez que el molde esté construido en la forma de la mascarilla, podrán producirse miles de ellas por hora. Estamos colaborando con la NASA, el Georgia Tech Research Institute, GE, Delta Airlines, la Organización Nacional para la Exploración y Entrega de Tecnología, Boeing y el Comando del Futuro del Ejército de los Estados Unidos para decidir qué materiales se pueden canalizar.


¿Cómo se aprobará, adoptará y distribuirá la nueva máscara para su uso generalizado?

Todos los involucrados se mantienen en su área de experiencia y están aprovechando sus relaciones para asegurarse de lograr el objetivo y así proteger a las personas en la primera línea que están protegiéndonos a todos.

En ese sentido, por ejemplo, en ExxonMobil conocemos la ciencia de los materiales y de las cadenas de suministro, pero no conocemos a la comunidad médica. El equipo del Global Center for Medical Innovation, sin embargo, sí tiene esta experiencia, por lo que ellos son los encargados de trabajar directamente con los médicos para asegurarse de que la mascarilla tenga el estándar requerido. Ese equipo también está coordinado con la Administración de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA) para una aprobación rápida.


¿Qué tan pronto se anticipa que los médicos y enfermeras reciban los nuevos protectores faciales y mascarillas?

Los protectores faciales comenzarán a enviarse esta semana. El Comando del Futuro del Ejército y la NASA han estado ayudando con el proceso de diseño y creación del prototipo. Boeing también ha cambiado su producción a los protectores faciales. Una línea de producción puede tener una producción de 10.000 protectores por hora.

Es muy importante entender, sin embargo, que no estamos reemplazando el suministro de los demás fabricantes de mascarilla. Estamos sumando. En solo un par de semanas, habremos creado un método de producción y una cadena de suministro completamente diferentes que no tendrán los mismos cuellos de botella que existen en este momento. Es como la movilización del esfuerzo bélico en la década de 1940: Todos están aportando algo para hacer que funcione.

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